Un mas en Beuda, 800 años de historia para vivir vuestras vacaciones en la Garrotxa
- - Can Maholà en árabe significa "El Respetado".
- - Documentada en pergaminos desde hace más de 800 años.
- - Durante la Guerra del Francés fui fortificada, y actualmente se conservan dos torretas de vigilancia (garitas).
- - La casa ha estado siempre regentada por la misma familia.
- - Actualmente viven en la casa las generaciones 33, 34 y 35 de la familia Maholà.
Mi historia
Dejadme que os haga unas pinceladas sobre mi historia. Me gustaría poder empezar por mi nacimiento pero, por falta de datos, tendré que empezar por el bautizo. Cuentan que cuando era muy joven, hacia el siglo VIII, llegó a estas tierras un pueblo con ideas de expansión que venía de muy lejos. Mis habitantes podían haberse peleado con esta gente o huir corriendo. Sin embargo, prefirieron pactar con los recién llegados; de aquí que me bautizaran como Can Maholà, que en la lengua árabe de aquellos visitantes quería decir "el respetado".
Aunque ya tengo muchos años y la memoria a veces me falla, la primera persona de la que tengo recuerdo es Bartomeu Maholà, que el día 13 de febrero de 1148 obtuvo como una especie de custodia de las tierras de mi entorno.
No fue hasta después de 11 generaciones que mis inquilinos obtuvieron la plena propiedad. Margarida Maholà en 1507 consiguió la directa señoría concedida por el Monasterio de Sueldos. Tuve suerte de cambiar de manos, ya que el monasterio actualmente se encuentra en estado ruinoso.
He visto pasar generación tras generación y cada me ha ido modificando y remodelando según las necesidades de cada época. Me han girado tanto que ya no me parezco en nada a como era en un principio, sobre todo he crecido mucho. La transformación principal la tuve el siglo XVIII, que me dio el aspecto actual.
Con tantos años me he visto de todos colores. El episodio más punzante que he vivido fue durante la Guerra del Francés o de la Independencia (1808-1814). Unos afrancesados comandados por un vecino del pueblo asesinaron en Ramon Maholà e Llongarriu (1814) a la edad de 33 años. Cuando se terminó la guerra, la viuda fue llamada a declarar en la causa contra este malhechor. Como tenía miedo a represalias me fortificaron y ahora luzco dos torretas de vigilancia.
Tras el Decreto de Nueva Planta de Felipe V (1713) muchas familias perdieron el nombre de la casa. Hasta ese momento, en esta zona era lo mismo que hubiera heredero o heredera, los hijos siempre mantenían el nombre de la casa que los acogía. A mí me tocó pronto, ya que Ramon Maholà y Llongarriu sólo dejó una hija nacida en el año 1808, M ª Teresa Maholà y Masó, que no pudo dar mi nombre a sus hijos.
A finales del siglo XX restauraron todo mi esqueleto, desde los cimientos hasta el tejado.
Actualmente acojo las generaciones 33, 34 y 35, después de Bartomeu, si no me he descontado. Espero que aún les quede mucha energía para mantenerme en pié, ya que sé de buena tinta que ilusión no les falta.
A todos aquellos que vengáis a hospedaros y os haya picado la curiosidad, yo misma y mis inquilinos, estaremos muy contentos de continuar explicando mil batallitas, bullangas y disturbios que se han producido entre estas piedras y en zona a lo largo de los últimos ocho siglos.
Durante su estancia podrá hacer una visita a algunos rincones de nuestro pero donde conocerán la historia de nuestra casa con todo tipo de detalles y descubrirá la utilidad de utensilios e ingenios antiguos hoy en día en desuso.